Las tardes acompañan mi nostalgia, las noches observan mi delirio, y los días no se detienen. Las tardes lluviosas me hacen extrañarlo y el deseo más grande es sentir el calor de sus abrazos. Sus besos son el analgésico perfecto, calcinar sus labios junto a los mios; mi eterna pasión. Cuando el silencio aclama, puedo escuchar su voz como un eco ligero nunca pronunciado; lo extraño como si lo hubiera visto hace siglos, en mis noches de somnolencia mi desvario pronuncia su dulce nombre; tanta superstición desvanece más mis sentidos. En cada mañana de octubre, al despertar, siento su presencia junto a mi, abro los ojos y, solo es una superstción más. <3 F
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